lunes, 13 de marzo de 2017

El circo del emprendedor

Estamos en una crisis de valores y como siempre que una sociedad está en crisis busca culpables y busca nuevos héroes a los que mirar. La crisis nos ha hecho sustituir el modelo del ejecutivo como ejemplo a seguir por el de los emprendedores. Ellos son los que atraen ahora todas las miradas. Acuden a eventos para contar su historia. Hacen sentir a gente sencilla que ellos también pueden ser como ellos.



Entiendo perfectamente la atracción de alguien del pueblo como Ricardo Lop, quedice con humildad que no tenía conocimientos de empresa, que no sabía de tecnología, que montó un comercio online internacional (Aceros de Hispania) con productos made in Spain, sin hacer un plan de negocio, con poquísimos recursos y mucha osadía y arrojo. Lop es un emprendedor nato. Sabe cómo aprovechar cualquier anécdota para hacerse notar. Y sobre todo sabe conectar con la gente de una manera brutal. Normal que lo veamos como un héroe. Yo me suscribo a esa admiración pública.

Pero también creo que debemos intentar salir de la borrachera del emprendimiento en la que estamos metidos y hacer un ejercicio de autocrítica todos los que estamos metidos en este sarao.

Llevo 12 años o más hablando con emprendedores y de emprendedores. Y creo que les conozco bastante bien. Creo que tengo bastante capacidad para anticipar lo que es una buena idea y lo que tiene toda la pinta de ser otro fracaso más. Como sé de sobra que detrás de cada proyecto de éxito, siempre hay un emprendedor de raza (o un equipo de socios complementarios). Esa es la verdad. Quien está detrás del proyecto es mucho más importante que la idea en sí.

Y, sin embargo, se organizan concursos y programas de televisión para premiar ideas. Los concursos, sin duda, son una excelente oportunidad para contactar emprendedores con potenciales inversores. Pero convertir la creación de empresas en un espectáculo como Operación Triunfo o La voz me parece una aberración. El aspirante a artista sólo se juega su ilusión. El aspirante a emprendedor se juega su futuro, su dinero, sus energías… Emprender es algo demasiado serio como para trivializarlo de esta manera.

Hace unos meses una pyme, Edse Inventiva, acaparó la atención de media España porque no consiguió financiación para fabricarlas, a pesar de haber ganado un concurso público en Copenhague. Tuvo que vender su licencia para que se fabricase fuera, con un contrato valorado en cinco millones de euros. La gente no entendía por qué no se apoyaba financieramente un proyecto que ya tenía un contrato. Un cliente. Igual porque no tenía una empresa, tenía una idea y había que invertir mucho en materializarla.

No nos engañemos. La falta de cultura emprendedora tiene su reflejo en la falta de cultura inversora. Los inversores españoles no arriesgan. Y eso no se dice. Por eso, los emprendedores realmente innovadores tienen más posibilidades de conseguir apoyo fuera que aquí. Pero se siguen centrando todo el emprendimiento en la idea súper rompedora. Normal que haya tanta desorientación.

Fomentemos el espíritu emprendedor, claro. Nosotros lo llevamos haciendo muchos años. Pero con honestidad y responsabilidad. Expliquemos bien de qué va esto. Con sus luces y sus sombras. Fomentémoslo también desde la infancia, sí. Pero con el compromiso de que las personas que van a formar a los futuros emprendedores conocen la materia, y si se hace un esfuerzo para formar a los formadores, que sea para quedarse. Que no se los lleve por delante la siguiente ley de educación.

Hagamos programas en televisión, ¿por qué no? Pero con un análisis serio de los negocios y de las ideas. Aunque no tengan audiencias de masas (emprender no va a ser nunca un tema para masas; si la esencia del éxito emprendedor es trabajar bien un nicho).

Aprovechemos el momento para hacer algo serio de todo esto, no un circo o una nueva burbuja sin resultados.

Fuente: emprendedoresblog

InverCor
Consultoría

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