viernes, 14 de noviembre de 2014

Los desafíos para convertirse en la primera potencia económica del mundo: China

El crecimiento exponencial de China ha puesto en los ojos de los principales países del mundo a un potencial socio para nuevas relaciones comerciales. Pero no todo lo que brilla es oro. Para muchos economistas, China continúa siendo un misterio. No es que desconfíen del futuro crecimiento. De lo que desconfían es de la solidez de sus bases económicas, políticas y sociales.


¿Está verdaderamente China preparado para afrontar con solvencia su rápido crecimiento?
Existen personas que aún ven a China como aquel país lleno de campos de arroz, en donde las personas sobreviven con pocos dólares al mes. Creen también que existe un poder político atroz, que inhibe las voluntades de sus ciudadanos y reprime toda clase de inversión extranjera. Hoy, China no representa nada de eso. Solo basta mirar el impresionante crecimiento de su producto bruto interno per cápita: $ 6.700. Los sueldos comienzan a nivelarse con los países más industrializados del mundo. Y la economía resulta cada vez más abierta para los inversionistas foráneos.
Sin embargo, la desaceleración del crecimiento experimentada por China durante los últimos meses hace creer a los economistas que todavía es temprano para hablar de China como un futuro líder económico mundial. Las razones saltan a la vista:

CAPACIDAD DESAPROVECHADA
El crecimiento industrial ha sido tal que aún China no logra aprovechar toda su capacidad. Solo en el caso del acero, China concentra el 46% de la producción mundial a pesar que únicamente trabajan a un 75% de su capacidad.

BAJA TASA DE CONSUMO
El consumo interno todavía es pobre en China en comparación a los países más importantes del mundo. Se calcula que el consumo interno es menos de la mitad de lo que se presenta en Estados Unidos, a pesar de que el país asiático tiene muchos más habitantes en su territorio. Sin consumo, hay menos circulación de capital, y por ende, menos producción.

INCREMENTO DEL APALANCAMIENTO
Puede ser que el crecimiento económico chino se asemeje a las burbujas inmobiliarias. Gran parte de la industrialización china se debe, en línea directa, a los ingentes préstamos internacionales. Y quien casi está con la soga al cuello es el propio Estado chino, uno de los principales deudores del mundo.

EL RIESGO DEL MEDIO AMBIENTE
El crecimiento exponencial de la industria china ha hecho que las áreas rurales desaparezcan para la creación de nuevas zonas urbanas. Pero, esto se ha hecho a un alto precio. Las principales megálopolis chinas padecen por una contaminación nunca antes vista en lares asiáticos.

Ahora bien, solo cabe preguntarse: ¿Está China en la capacidad de superar estos desafíos? Solo en las manos de los propios chinos está la posibilidad de un futuro que refuerce su crecimiento. Si no es así, muchos países emergentes como el Perú terminarán padeciendo los estragos de un gigante prematuramente en declive.

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