Presume de seguir haciendo los hojaldres de forma artesanal. Rellenos de crema y cabello de ángel. Eso, y la fama de sus roscones de Reyes, el turrón y el pan de Cádiz, ha traspasado fronteras. Todo empezó en 1830 con la familia Agudo, una de las más conocidas del Madrid de aquel entonces. En la calle Pozo 8, debe su nombre a que en esa vía existió un pozo milagroso al que se habían tirado las reliquias de unos santos. El misterio y ese divino olor que recorre la calle, todavía deleitan a los madrileños.
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