Hace ahora algo más de doce años, por octubre de 2004, se celebró una cena
en el Gran Hotel Velázquez de Madrid para brindar porque España,
a través de una empresa privada, había conseguido recuperar la principal marca
de aceite de aquella época. El Grupo SOS-Cuétara de los
polémicos hermanos Salazar, imputados por asuntos muy feos, acababa de
firmar la compra de Koipe al grupo italiano Montedison (del que fue consejero
Mario Conde), valorando la compañía en 415 millones de euros.
La
operación tenía un fuerte componente nacional, puesto que suponía que una de
las compañías más punteras del sector de la alimentación conseguía el
control del grupo de alimentación que más aceite embotellado vendía en las
tiendas (la propia Koipe, Carbonell, etc…) y más oro verde exportaba
a granel a los competidores italianos, que después lo
comercializaban around the world bajo la enseña Made in Italy
A
aquella cena (closing dinner en el argot financiero) a la que asistieron
los Salazar, los bancos de inversión que le habían asesorado, los abogados y
demás lobistas, acudió como invitado de honor Miguel Arias Cañete. Sí, sí,
el mismo. Hace más de una década, el actual ministro de Agricultura ya ejercía
el mismo cargo (designado por José María Aznar en el 2000)
que ahora y celebró por todo la alto lo que él consideraba una victoria
nacional contra los engreidos transalpinos.
Hoy,
casi trece años más tarde, se está a la espera del cierre definitivo de la compra
de Deoleo (antigua Sos Cuétara) por parte del fondo de capital
riesgo CVC Capital Partners, que también convocará la pertinente cena
conmemorativa para brindar por una operación en la que también ha intervenido
de forma muy relevante el eurodiputado Arias Cañete. El todavía ministro
del campo de España ha conseguido que en Deoleo se mantenga un núcleo de
accionistas nacionales, con Caixabank y Kutxabank al frente, toda una
contradicción en estos tiempos de reivindicaciones soberanistas, que proteja
una de las industrias que califica de estratégicas.
Porque
lo que ha evitado el candidato del PP a Bruselas es que la antigua Koipe
volviera a manos italianas, motivo por el cual vetó el interés del fondo
soberano de Roma, el IQ Made in Italy. Un enemigo apoyado por el
dinero de Qatar, ese emirato amigo del ex-Rey de España, que quizás
estaba dispuesto a pagar más a los accionistas de lo que ha ofrecido
CVC. No descarten que un minoritario presente alguna demanda contra el
consejo.
Pero
lo que no ha impedido es que una firma financiera de private
equity se haga con el control de una empresa valorada en 439 millones.
Unos nuevos dueños tienen como objetivo principal aumentar su valor para
venderla posteriormente en no más de cinco años. Un reto que solo consiguen con
la expansión inorgánica y con el consiguiente ajuste de costes via destrucción
de empleo. ¿Recuerdan Panrico?
El hacedor de esta
transacción es Jaime Carbó, un especialista en vender producto nacional a
inversores extranjeros. Carbó es consejero delegado de Deoleo desde 2011, año
en el que Ebro Foods le encumbró a primer ejecutivo después de tomar el 10% del
capital de la antigua SOS mediante una ampliación de capital a derribo de 550
millones de euros. El directivo es un economista con perfil financiero, formado
en la cantera del broker de bolsa AB Asesores y en la academia de compraventa
de empresas de Corporación Financiera Alba (la familia March).
Un hombre frío, analítico, de toma de decisiones firmes, sin contemplaciones. Una actitud que le ha permitido vender sin dudar otras joyas de la cadena alimenticia española. Él fue quien decidió traspasar Azucarera Ebro a Associated British Food (British Sugar) por 526 millones en 2008. La compañía controlada por los Hernández Calleja y dirigida por Carbó justificó la venta para centrarse en sus actividades centrales, el arroz, la pasta, la leche y los alimentos funcionales.
Un hombre frío, analítico, de toma de decisiones firmes, sin contemplaciones. Una actitud que le ha permitido vender sin dudar otras joyas de la cadena alimenticia española. Él fue quien decidió traspasar Azucarera Ebro a Associated British Food (British Sugar) por 526 millones en 2008. La compañía controlada por los Hernández Calleja y dirigida por Carbó justificó la venta para centrarse en sus actividades centrales, el arroz, la pasta, la leche y los alimentos funcionales.
Sin
embargo, apenas 18 meses después, Ebro anunció la venta de Puleva al grupo
francés Lactalis por 630 millones, rechazando una oferta de compra
de Leche Pascual, que quería crear el mayor productor lácteo de
España. En la puja se impuso el grupo francés en una operación ejecutada por
Carbó con la ayuda de JP Morgan. Las adquisiciones fueron acompañadas de
sus posteriores cierres de plantas y despidos masivos. Los últimos, este mismo
año.
Un
banco estadounidense que, casualidades del mundo financiero, ha sido también
protagonista de estas tres desinversiones a inversores extranjeros, ya
que ha sido el asesor de cabecera de la ahora llamada Ebro Foods y de
Deoleo. Ha intermediado y se ha puesto las botas con jugosas
comisiones con la venta de.productos que Arias Cañete califica de
estratégicos para el país y que no lo eran tanto para su predecora del
PSOE, Elena Espinosa.
O quizás la ministra socialista era más liberal
que su homólogo del actual partido liberal, que ha demostrado ser un
intervencionista convencido. Cosas de los mercados, de los políticos y de los
intereses patrios.
Autor:
Agustín Marco
InverCor
Consultoría de comercios.
Consultoría de comercios.
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