No solo
la experiencia profesional cuenta al momento de buscar un empleo.
Cuando no se cuenta con experiencia suficiente en un sector, la formación
académica es nuestra carta para obtener un empleo. No se trata de ser
autodidacta. Ni tampoco de asistir a clases solo para llenar el CV. Lo que
buscan los empleadores es que esa formación acreditada en el CV sea
correspondida con el conocimiento práctico del postulante. En
otras palabras, que las horas de formación no hayan corrido en balde.
Contrario
a las ideas de especialización que circulan en el mercado, surge la
noción de empleabilidad. Una persona es más empleable, en tanto, presente una mayor
versatilidad laboral. No solo dominas un campo, dominas varios. Preguntémonos
si un profesional que domina tres idiomas no es
preferido por las empresas en comparación a uno que solo domina uno. Igual
ventaja corre un vendedor, que no solo es capaz de hacer su trabajo en planta,
sino también recorriendo las calles.
¿Cómo
nos hacemos más empleables? Si bien la experiencia profesional puede ser
importante, a veces los caminos para ser más versátiles se nos cierran. Es ahí
cuando nuestra formación académica puede sernos de mucha ayuda. No crea que
sabe todo de su profesión o negocio. El mundo siempre está en constante
cambio. Mientras más dominemos las diferentes aristas de nuestro ámbito de
empleo, más fácil será que nos contacte una empresa reclutadora o un cliente.
Para
quienes tienen años como profesionales, a veces la idea de llevar cursos,
talleres, especializaciones, diplomados o maestrías puede resultar tedioso o
inútil. Nada es inútil.
El avance
de la tecnología y las variaciones en los ámbitos legal y social,
pueden acarrearnos más de una sorpresa. No se quede como un profesional
obsoleto. No vaya a creer que su empleo le durará toda la vida. Quién sabe si
en algún momento su empresa cae en una fuerte crisis, que lleve al despido de
muchos trabajadores. Y no solo se quedará sin empleo, sino también, sin los
conocimientos necesarios para lo que el mercado actual pide.
No solo
el avance tecnológico nos obliga a readquirir conocimientos. También, nuestra
propia rutina laboral hace que olvidemos conocimientos que teníamos
al momento de egresar de una universidad o instituto. Conocimiento que no se
práctica, se olvida.
Recuerde
cuando le enseñaron a montar bicicleta o patinar en skate. Luego de varios años
sin usarlos, ¿le resultaría fácil hacer maniobras como lo hacía de joven? La
formación académica debe ser una constante, y no una obligación.
InverCor
Consultoría
Manel
Pallarés
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